Impresora digital
La primera vez que vi mis fotos impresas en formato grande y en papel de algodón.
Hace un año tuve la enorme fortuna de tomar un taller donde me enseñaron las herramientas necesarias para editar mis fotografías e imprimirlas en distintos tipos de papeles. Mi sueño se había cumplido, pues desde que era más pequeña, tenía interés de saber cómo era que se imprimían las fotografías enormes que veía en los museos o en las exposiciones.
Durante este taller que fue impartido por los grandes, Javier Hinojosa, Gabriel Figueroa y Lorena Alcaraz, di rienda suelta a mis habilidades de edición en PS y Lightroom. El diplomado se impartió en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa) y también en Córdoba Lab, donde Hugo Canseco nos recibía con entusiasmo. Durante 3 meses, por 3 días, visité la bonita e insegura Oaxaca para tomar este taller.
Más allá de la técnica y de aprender sobre distintos tipos de papeles (Hahnemühle y esas maravillas ❤), nos hablaron del trabajo del impresor como artista: aquél que puede ver más allá, que usa sus habilidades en edición para comunicar y transmitir el mensaje, el que escucha lo que la fotografía necesita y lo traduce a través del papel y la luz.
Disfruté mucho aprender de mis maestros, conocer y conectar con más personas con las que comparto la pasión por la fotografía, pasar mis tardes en Etla, visitar amigos y disfrutar de mi tlayuda y tejate cada vez que pisaba los Valles Centrales.
Siempre estoy agradecida porque en mi camino aparecen maestras y maestros de vida con humildad y pasión por lo que hacen respecto a la fotografía. Algo que aprendí durante esos meses, más allá de imprimir fotografías en papel “fine art”, trucos de Photoshop y empezar a educar mi ojo, fue el “sentir”. Todo lo que tienen en común estos tres seres, que fueron mis guías, fue el recalcarnos con qué finalidad pretendíamos imprimir; nos hicieron pensar en qué sentimientos queríamos transmitir con el color, el papel y el tamaño de la fotografía: traducir e interpretar. No tener miedo de mostrar tu trabajo, atreverse a ser vulnerable y permitirte(nos) sentir. También, agradezco haber compartido con grandes amigas, conocer a nuevas personas y colegas inmersxs en este mundo increíble. Gracias, CASA ✨
